Un caso de linchamiento se dio en la mañana del martes 24 de enero. Se desconoce si la supuesta víctimas interpuso el denuncio por este caso.
Las calles de Popayán ahora son el escenario del terror y la ira ciudadana, todo por la inseguridad que se vive en la capital del Cauca.
Como bien lo denunció el periodista Francisco Calderón, los ciudadanos no dudan en atacar a cualquier sujeto que sea visto corriendo, tras ser señalado de cometer algún hecho delictivo.
“Salía con mi hijo de seis años de un local de venta de repuestos, ubicado aun lado de la estación de servicios de Coomotoristas, cuando escuché unos gritos de una mujer y luego vi que un sujeto pasaba velozmente al lado de nosotros, casi nos tumba”, relató el periodista.
Al verse en esa situación, el comunicador social tomó del brazo a su hijo mientras los mecánicos y demás trabajadores le bloquearon la carrera al sujeto, quien buscaba huir del sitio con un bolso de mujer en las manos.
El individuo, con rostro de terror, gritaba “es de mi esposa, el bolso es de mi esposa”, pero este ruego no fue atendido por los airados ciudadanos, quienes no dudaron en golpear brutalmente a este sujeto, luego de tirarlo sobre un carro y luego sobre el piso.
A los pocos minutos arribaron las patrullas de la Policía, quienes esposaron al sujeto, en medio de la turba que buscaba golpear a este sujeto. Luego lo trasladaron hacia una de las estaciones policiales.
“A pesar de que estaba con mi pequeño, busqué que a este señor no lo golpearan, que lo detuvieran para entregarlo después a la policía pero no, la gente no le importó y le daba patadas y garrotazos a ese sujeto, sin preguntarse si era responsable o no del robo”, acotó Francisco Calderón.
Un caso similar sucedió el pasado fin de semana, sobre la carrera 17 con carrera 7 de Popayán, donde una ciudadana protegió a un habitante de calle, luego que varios mototaxistas intentaran lincharlo supuestamente porque había cometido un hurto
La señora, sin desconocer el caso, lo que buscaba era que el sujeto quedara a buen recaudo de la Policía, evitando así que el indigente terminara pagando la sed de justicia que los payaneses buscan calmar en estos linchamientos.
