El astro del futbol brasileño se encuentra en prisión provisional por una presunta violación realizada en la noche del 30 de diciembre en una discoteca de Barcelona. En concreto, la declaración de la amiga de la víctima, también habría sido muy tenida en cuenta por la jueza a la hora de determinar el encarcelamiento del futbolista.
Según desvela el diario catalán La Vanguardia, “durante el último mes, las policías de la Unidad Contra las Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos d’Esquadra le han puesto al día [a la jueza] de todas las novedades del caso, además de recoger el relato de decenas de personas que estuvieron la noche del 30 de diciembre en la discoteca Sutton.
En concreto, el citado diario destaca a las dos mujeres que iban con la víctima aquella noche. Su prima y una amiga. Esta última denunció que ella misma,, también había sufrido unos tocamientos con violencia en sus partes íntimas. Una declaración que coincide con el de la víctima: “Fue cuando me di cuenta de cómo tocaba a mis amigas y de lo pegado que estaba a ellas”.
Este martes se ha conocido que el prestigioso abogado penalista Cristóbal Martell, defenderá al exjugador del Barça junto a la letrada Miraida Puente Wilson. Según ha informado, este martes la abogada a través de un comunicado, tras la decisión de la jueza de enviarlo a prisión sin fianza, Alves ha querido “reforzar” su defensa con un especialista en derecho penal, para lo que ha elegido al bufete que dirige Cristóbal Martell.
Martell es uno de los abogados más reputados de Barcelona y, como tal, lleva al expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y a su familia en la causa de presunta corrupción que tiene en sus manos la Audiencia Nacional y ha representado también al futbolista Leo Messi en su litigio por fraude fiscal, además de ocuparse de otros muchos casos vinculados con delitos económicos.
Miraida Puente, que asesora a Alves en sus distintas empresas y actividades mercantiles, fue la abogada que lo asistió en su detención del pasado viernes y su declaración ante la jueza instructora, que tras la comparecencia acordó enviarlo a prisión preventiva, sin fianza.
En su comunicado, la letrada recuerda que asistió al futbolista “en cuanto distintos medios de comunicación adelantaban la existencia de la causa judicial y su concreto objeto, coadyuvando con la fuerza policial y el propio juzgado a la voluntaria puesta a disposición de Dani Alves”.
El futbolista, recalca el comunicado, se encontraba en el extranjero y, a través de la abogada, se ofreció a “prestar declaración y defender su inocencia”.
No obstante, “el desarrollo de los acontecimientos y la privación de libertad sufrida” han llevado a Alves y a la letrada a “reforzar” su defensa con un especialista en derecho penal, quien, añade el comunicado, “colaborará” con Miraida Puente en la investigación y eventual juicio a Alves, para “restablecer su honor y dignidad y, en suma, demostrar su inocencia de los hechos que le son imputados”.
La noche del lunes 2 de enero en las oficinas de la Unitat Central d’Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos d’ Esquadra en el barrio de Les Corts de Barcelona varios agentes, la mayoría mujeres de más que reconocida trayectoria policial, empezaron a tejer un plan para tratar de meter entre rejas a un todavía icono planetario del fútbol.
Los uniformados catalanes sabían que se jugaban su reputación y, si todo salía mal, incluso una degradación o cambio de destino. Jugaban con fuego. Pero nadie de los presentes se echó atrás. Solo minutos antes habían escuchado el relato “consistente, pormenorizado y sin fisuras” de una chica que aseguraba que había sido violada y golpeada por Dani Alves en un baño de una discoteca de la ciudad condal la noche del 30 de diciembre a apenas un kilómetro y medio Diagonal arriba de esa comisaría.
En la primera semana del año el convencimiento de que la chica no mentía se fue afianzando. Las cámaras de la sala Sutton confirmaban cada uno de los extremos de la declaración de la víctima. Y, lo más importante, todos los testigos que pasaron esos días por la comisaría ratificaron al 100% su versión. La presunta víctima, además de entregar el vestido de aquel día para la extracción de pruebas, había sido capaz de describir de manera prolija los tatuajes que su agresor lucía en la ingle.