De acuerdo con las investigaciones de la Policía, la muerte del sacerdote cordobés Javier Eduardo González Pertuz en un bar de Medellín, pudo haber sido ocasionado por un ‘coctel’ de licor con escopolamina, de acuerdo con las investigaciones iniciales de la Policía.

Razón por la cual, las autoridades creen que la droga le fue suministrada para poder robarle, ya que el religioso terminó en una de las mesas del establecimiento sin documentos, dinero y sin su teléfono celular.

La Policía dice que llama la atención que el administrador del establecimiento en el que murió el sacerdote, afirma que llegó al lugar acompañado de un sujeto que parecía su amigo, y quien desapareció media hora después de la muerte del padre González.

Esta versión no concuerda con lo que cree la Policía, pues según el coronel José Miranda, comandante de Policía en Medellín, el padre entró al bar a la 1 de la madrugada solo.

Va en contra también con lo que se dijo inicialmente, de que estaba viendo allí el partido de la Selección Colombia sub-20 junto al misterioso acompañante.

“El administrador del bar nos dice que él llegó en compañía de otra persona, que consumen algunas bebidas y que la persona que se encontraba con él se retira media hora después. Los hechos se presentan entre una y una y media de la mañana. La persona se va más o menos a las 2 de la mañana”, explicó el oficial.

El individuo que acompañaba al sacerdote es el principal sospechoso de la muerte de Gonzales Perduz y está siendo buscado afanosamente por las autoridades, quienes cuentan con más de 10 horas de grabaciones de cámaras de seguridad del sector Laureles de Medellín en las que se analiza el recorrido que hizo.

Medios locales aseguran que Medicina Legal ya tendría el informe forense, que confirmaría que el sacerdote habría sido víctima de un envenenamiento con el coctel de licor mezclado con escopolamina o ‘burundanga’, como se le conoce popularmente.

 

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